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Cuba se debate entre la continuidad y el cambio.

Casi todos los dirigentes del partido a nivel municipal y provincial nacieron después de 1959. Pero los miembros de la vieja guardia han seguido ocupando cargos relevantes, compartidos con dirigentes de una generación intermedia. La entrega del testigo a una nueva generación ya se ha producido de hecho en el Gobierno. El presidente del país, Miguel Díaz-Canel, cumple 61 años el próximo martes, y el primer ministro, Manuel Marrero, nació en 1963. 

Fue Raúl Castro quien seleccionó a Díaz-Canel como su sucesor en la presidencia, después de haberlo calificado como el “único superviviente” de una generación de dirigentes que en diferentes momentos fueron aupados por los históricos para garantizar la sucesión y supervivencia de la revolución, pero que en su mayoría cayeron en desgracia. El propio Raúl Castro, al cederle la presidencia en 2018, dijo que si todo marchaba según lo previsto Díaz-Canel sería elegido también primer secretario del PCC en el octavo congreso. Raúl Castro y su esposa Vilma Espín, en Sierra Maestra en una foto sin fechar. Desde hace meses el desabastecimiento en la isla es brutal, con su secuela de colas y malestar ciudadano, a lo que se suma una reforma monetaria en marcha que ha hecho perder a la gente gran parte de su poder adquisitivo. 

Uno de los temas importantes del cónclave precisamente es comprobar si el congreso bendice de forma clara una reforma económica de calado, vital para la supervivencia, o la cosa se queda en medias tintas. A esto se añade el nuevo escenario creado por la irrupción de las redes sociales, que ha hecho al Estado perder el monopolio del mensaje y de la verdad establecida, sirviendo de altavoz a la disidencia y a la sociedad civil en general. 

Nuevos liderazgos:

Everleny considera que los nuevos líderes que surjan de este octavo congreso pueden conducir a Cuba por un camino más próspero “aunque mantengan la misma ideología que sus predecesores”. Para el exdiplomático y miembro del partido Carlos Alzugaray, Díaz-Canel tendrá mayor discrecionalidad y poder de decisión del que ya tiene a partir de que sea elegido primer secretario del PCC. Pero el “principal obstáculo” con el que deberá lidiar, opina, seguirá siendo “la prevalencia de una vieja mentalidad en todo el aparato del Gobierno y del partido que hace resistencia al cambio”, algo que el mismo Raúl Castro ha criticado en el pasado. “Si en definitiva se retiran todos los históricos junto a Raúl y ello significa el retiro del actual segundo secretario, José Ramón Machado Ventura , entonces es lícito suponer que su sustituto sea alguien de la mayor confianza de Díaz-Canel, quien incrementará su autoridad en todo lo que se refiere al manejo del aparato del partido. 

El presidente cubano Miguel Diaz-Canel, junto a Raúl Castro, en una imagen de 2018. Es clave, advierte el exdiplomático, que estos nuevos dirigentes sean capaces de “producir los cambios que han resultado difíciles de materializar, sin romper la imagen de continuidad”. La legitimidad de la generación histórica que ahora abandona el poder procedía de la épica guerrillera y revolucionaria, encarnada en las figuras de Fidel y Raúl Castro. Pero la que les suceda dependerá de la gestión y de los resultados que sean capaces de lograr los nuevos dirigentes, en el sentido de proporcionar una mejor vida y prosperidad a los cubanos. 

Y en ese sentido, cada vez son más los que dicen que el lema continuidad obligatoriamente debe ir asociado a cambios y transformaciones de calado, sin maquillajes. Cómo será Cuba dentro de cinco años, cuando debería celebrarse el próximo congreso del PCC, es la gran pregunta a responder. 

Redactado por Paola Correa

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